Dentro de los archivos encontré, este documento que describe a uno de los Carnavales de nuestra región, específicamente de la zona sur de nuestra Región de Puno, se trata del Carnaval de Anapia. La misma es descrita por el Profesor Romulo Maita Mamani.
Anapia, tierra fronteriza, aquí donde la tierras asciende al
infinito, el hombre tórnose de color y movimiento, ritmo y carga vital, música
y verdad telúrica, raza de origen aún enigmática y misteriosa; nace pues en
este pedacito de tierra de Altiplano puneño, en medio del Lago floreciente
Wiñaymarca a 200 km. de distancia aproximadamente de la ciudad de Puno, el
Carnaval de Anapia.
En resumen, el carnaval de Anapia; es Danza ejecutada por
Imillas y lloccallas en edad del matrimonio durante los carnavales como muestra
de alegría y agradecimiento a la “pachamama” o madre tierra por brindarles una
favorable cosecha, lo bailan a orillas del sagrado lago de los incas,
majestuoso y plateado Titicaca; de igual forma lo bailan en acontecimientos
importantes.
La Indumentaria es original y propia de esta danza, es confeccionada
por los mismos lugareños. Las mujeres llevan las siguientes características:
llevan un peinado singular a base de trencillas de aproximadamente de 80 a 100
trencillas que caen como cascada cautivadora, de una abundante y sedosa
cabellera, que se desprende de un espejo de forma de estrella que llevan encima
de la cabeza, adornada con plumas de aves del Winaymarca, aparte de esto llevan
espejos circulares en ambos lados de la cara, con flecos de cintas multicolores
y de la parte posterior de la cabeza le caen cintas cual abanico estriado de
colores espectrales, aquí se puede destacar que, cada chaqueta lleva
aproximadamente quinientos botones multicolores, llevan en la cintura una faja
de colores alegres, llevan también como o polleras interiores de varios colores
y encima llevan una pollera de color negro adornada con cintas multicolores que
giran al halo serpenteante que dan lugar a poder apreciar las hermosas y bien
formadas piernas de las imillas, como o complemento llevan en ambos manos banderas,
cuyos colores representan a los nevados del Altiplano y al clamor de pedir Paz
para el universo, que son mecidas al vaivén del ritmo cadencioso de la música
nativa del lugar. Los varones; llevan en la cabeza un chullo bicolor, adornado
en espejos circulares en forma de estrella en donde caen cintas multicolores
cual arco iris hechizo del atardecer anapeño, llevan una camisa blanca de
gabardina o bayetilla, chaleco bicolor, una chuspa de lanas de colores con característica
especial, un pantalón negro que, contrasta con el pantalón blanco que, le sirve
de ropa interior, llevan en la cintura una faja multicolor, también sus
respectivas banderas que se mecen al ritmo de la música contagiosa de esta
danza.
Los instrumentos musicales que acompañan a esta danza son
pinquillos, y tambores y bombos, instrumentos muy propios y originales de la
época de nuestros antepasados, muy conocidos por cierto por quienes nacimos en
esta zona altiplánica de nuestra amado Perú.
La expresión coreográfica se desenvuelve bajo dos variaciones
de ritmo musical. La coreografía breve y en resumen es: realizan su ingreso al
escenario por los cuatro suyos o esquinas para ya en el centro realicen su
respectivo saludo en nueve tiempos a la digna concurrencia.
Seguidamente se desplazan al ritmo y compás de la música,
para ingresar en fila de cuatro y poder realizar sus movimientos en cuatro
tiempos o variaciones de acuerdo al ritmo de la música, por momentos quedando a
frentes con sus parejas con el respectivo coqueteo.
En seguida las cuatro hileras de danzarines se fusionan en
dos filas para luego convertirse en dos círculos cual halo serpenteante de
giros de las imillas.
Para luego en dos secciones representar a los rayos del sol,
todo esto siempre al compás y ritmo de la música.
En seguida se desplazan ambos círculos para realizar un doble
espiral, el cual se convierte en un círculo inmenso al final.
Posteriormente ingresando en forma intercalada en hileras de
dos, para luego cambiar el ritmo, compas, armonía, giros y movimientos al
compás de una música más cadenciosa y poder realizar formas acorde a la música.
Y formar cuatro hileras donde las imillas quedan al medio y los lloccallas a
ambos lados, para realizar el respectivo saludo de despedida a la amable y
respetada presencia del digno público presente; retirándose en seguida en forma
de una serpiente de colores espectrales.
En conclusión esta danza es el resultado de varios años de
estudio e investigación entre todas las danzas del Altiplano puneño sobre todo
de las de Anapia, con esto contribuimos al rescate, a la revaloración, práctica
y difusión de nuestras raíces y valores culturales.
Cochiraya, 1997 noviembre 23.
Romulo Maita Mamani.
Director CES Agropecuario Cochiraya.
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