Un grupo de entusiastas jóvenes científicos puneños formó la
agrupación Pro-Carnívoros con el objetivo de proteger e investigar a
los gatos andinos y al puma.
21 Sep 2017 | 6:38 h
Los quechuas lo llaman Osqollo y Titi es su nombre
aymara ("Titicaca" viene a ser "la roca del gato", o del
puma). Su territorio abarca casi todo el Perú, Bolivia, Argentina y Chile. En
las sierras de Lima, por ejemplo, se pueden ver ambas especies... pero cada día
son menos los ejemplares.
Lo cierto es que tanto el Titi como el puma y otras
especies como el gato del pajonal se encuentran en peligro de extinción pese a
que forman parte importante de la cosmovisión andina.
Hoy en día, en Puno, el principal peligro para el
Titi y el puma es la ampliación de la frontera ganadera. Se han registrado
ataques esporádicos al ganado y enfrentamientos con los perros pastores de
puna. Son muy raros los ataques a personas.
"La primera vez que salí a colocar las
cámaras-trampa tuve que caminar toda la noche por la puna. En todo el camino
sentí que me seguían y, al día siguiente, de regreso, vi las huellas del puma
que me había seguido", nos cuenta Gabriel Llerena Reátegui, director de la
Asociación Pro-Carnívoros de Puno. "Por los comuneros supe que los pumas
son tan curiosos como los gatos domésticos y que suelen seguir a los extraños
sin atacarlos".
Llerena lidera un grupo de jóvenes científicos que
realizan el levantamiento de información relacionada al conflicto y
distribución de carnívoros como el gato andino, el puma y el gato del pajonal
en Puno.
También exploran la Reserva Nacional Salinas y Aguada Blanca (en Arequipa), y
están elaborando una estrategia para mitigar el conflicto entre carnívoros y
ganaderos.
La organización está integrada por Anthony Pino
Charaja, Claudia Pérez, Dennis Huisa Balcón, Carlos Ruelas Cabana, Eduardo
Carrera, David Chata Castillo, Héctor Luque Machaca; y los voluntarios Omar
Rodríguez Bravo, Hualquer Lope, Geraldine Lucero Rosado, Mario Soria Arredondo,
Paulo Calla y Katherine Gonzales.
Si los cito es porque estos chicos pasarán a la
historia como los pioneros en la recuperación de la fauna en peligro de
extinción. Son pocos pero son. Pese a su magro presupuesto, estos jóvenes
realizan arduas jornadas de monitoreo, instalación de cámaras y rastreo en las
grutas y páramos sobre los 4 mil metros de altura,soportando el frío y las
granizadas mientras escalan los refugios rocosos, abismos y otros rincones
habitados por estos carnívoros.
Comparten la mística por la conservación efectiva de
las especies y sus hábitats, y se involucran con la población local para
aprender de ellos y compartir sus conocimientos.
Pro-Carnívoros nació como una organización sin fines
de lucro y por eso necesitan apoyo para continuar su tarea. "Apuntamos a
convertirnos en una plataforma interinstitucional, dando a conocer, con sólida
base científica, la importancia de la conservación de la biodiversidad,
valorando los aspectos culturales, ecosistémicos y socioeconómicos de las diferentes
especies que la conforman", sostiene Llerena.
Su arduo trabajo se puede comprobar en la página de
Facebook Pro-Carnívoros.
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