En 2009 se descubrió a esta banda en Perú que comerciaba con
sebo por el que pedían hasta 15.000 dólares por litro.
Lima 21 NOV 2009
El lugar en el que fueron hallados
los restos de los cuerpos. EFE
El pishtaco, temido personaje que según la
mitología andina mata seres humanos para despojarlos de su grasa corporal, se
ha encarnado en una banda de sangrientos delincuentes que, se teme, son
responsables de decenas de muertes y desapariciones no esclarecidas durante los
últimos años. Eso es lo que afirma la policía peruana, que presentó el jueves a
cuatro detenidos, parte de una organización formada por al menos una docena de
personas.
La detallada exposición que hizo la policía peruana sobre la
actividad de estos presuntos asesinos, cuya banda ha sido bautizada como Los
pishtacos de Huánuco, parece por
momentos relato surrealista y otros simplemente historia de terror. De acuerdo
con el general Eusebio Félix Murga, jefe de la Dirección de Investigación
Criminal, los detenidos han confesado su crimen e incluso detallado su
artesanal y macabro procedimiento: luego de dar muerte a sus víctimas, colgaban
los cadáveres descuartizados en ganchos y encendían velas para que chorreara el
tejido adiposo. También aseguraron que vendían la grasa a supuestos
comerciantes europeos dedicados a la fabricación de cosméticos, y que éstos les
pagaban hasta 15.000 dólares (10.000 euros) por litro.
Todo suena inverosímil y de hecho
varios cirujanos plásticos consultados por la prensa peruana han señalado que
la grasa humana extraída con semejante método carece de utilidad. Pero lo
cierto es que hace dos semanas dos personas fueron detenidas cuando pretendían
retirar de una agencia de transporte un envío procedente de Huánuco, en la
región central de los Andes peruanos, que contenía un frasco con grasa humana.
Agentes de la policía viajaron a Huánuco y capturaron a
cuatro personas. En casa de uno de los detenidos, Segundo Castillejos, los
investigadores encontraron ganchos de metal, embudos y 17 litros de grasa
humana almacenados en botellas. También se hallaron en la localidad de Taso
Grande los restos de una persona, identificada como Abel Matos Aranda, que es
hasta ahora la única víctima que la policía ha logrado vincular con esta
organización.
Según fuentes judiciales, los detenidos confesaron el crimen,
que habría ocurrido el 16 de septiembre. Según el testimonio, los asesinos
obligaron a Matos a ingresar en la espesura de la selva. Allí Hilario Cudeña
-otro de los detenidos- le cortó el cuello con un cuchillo. Luego de
decapitarlo y desmembrarlo, los pishtacos colocaron
su tórax en una suerte de trípode para que se desangrara y retirar luego la
grasa.
Cudeña, quien ha reconocido ser el cabecilla de la banda,
asegura que se dedica a pishtaquear hace
más de 30 años. Aunque la investigación es más cauta y sostiene que estos
asesinos habrían empezado a actuar en 2004, eso es suficiente para que las
autoridades teman que los Pishtacos
sean responsables de varios de los 60 casos de personas desaparecidas
reportados en el último año en su región.
El fiscal Jorge Sanz ha formulado denuncia contra los
detenidos por homicidio con ánimo de lucro, asociación ilícita, tenencia ilegal
de armas y tráfico de drogas.
La Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa), que agrupa a
las principales marcas del sector en España, indicó ayer a través de un
comunicado que la extracción de grasa en cuerpos asesinados con fines
cosméticos "carece de toda lógica". "Si bien hace muchos años se
utilizaban en cosmética grasas sólidas, minerales o animales para dar
consistencia a los productos, esto se ha sustituido por ingredientes más adecuados,
inocuos y seguros", señala la asociación. Ahora imperan "los
ingredientes de origen vegetal (oliva, germen de trigo, almendra, de rosa
mosqueta..., etc.) o de origen mineral altamente purificados y modificados para
hacerlos más compatibles con la piel".
"La grasa de origen humano es una materia de desecho muy común en
las liposucciones, y ni siquiera en ese contexto es utilizada por la industria
cosmética, por lo que carece de toda lógica el tráfico de esta sustancia
carente de valor", continúa el escrito.
Las dos características básicas de los ingredientes es que sean inocuos,
es decir, que no hagan daño, y que sean eficaces. "Pero la grasa humana,
además de no aportar ninguna propiedad beneficiosa adicional conlleva el riesgo
de transmisión de enfermedades. La inocuidad es dudosa y su eficacia, nula. Ni
para cremas, ni para champú", precisa una portavoz de Stanpa. La directiva
europea de Cosméticos prohíbe más de mil ingredientes. Y en el número 416 se
prohíbe expresamente la utilización de "células, tejidos o productos de
origen humano".
En cuanto a su posible uso para inyecciones faciales, también carece de
lógica, según Antonio Porcuna, presidente de la fundación docente de la
Sociedad Española de Cirugía Plástica. "La grasa de otra persona no se
puede utilizar para aumento de labios, ni de mentón, ni de pómulos, ni de
glúteos, ni nada. No sirve ni congelada, ni purificada", concluye.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21
de noviembre de 2009
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