Escribe: Germán Alejo
| Opinión - 09:10h
Una de las cosas que no se
advierte con claridad y tampoco se profundiza en las facultades de sociología,
es la migración, término que con frecuencia es relacionado a la salida de los
peruanos al exterior; sin embargo, la acepción real de este término también
implica la salida de poblaciones del campo a las ciudades.
El premio Nobel de literatura,
Mario Vargas Llosa, en el año 2011, en su artículo “El orden espontáneo”,
publicado en el diario El País de España, se refirió a un aimara puneño al que
llamó Tiburcio, señalando que llegó a Lima muy joven, con poncho y ojotas, y
que sobrevivió vendiendo chupetes por las calles, pero que ahora alquila
tiendas y talleres de manufactura por dos millones de dólares al mes.